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#Coahuila. Sin asesores

Don Armando Guadiana Tijerina, -77- se arrima inexorablemente a las ochenta vueltas al sol, y sin embargo, sigue en campaña, no se amilana, ni se agüita. Como abuelo o bisabuelo que debe ser sabe que el tiempo no perdona y que su mayor estímulo debiera ser estar al pendiente de sus seres queridos, pero No, la fuerza psicomotora que lo tiene un día sí y otro también en la trinchera política es la palabra ¡Poder! y todo lo que ésta significa. Compite contra Lenín, Ricardo y quien bien pudiera ser su nieto, Manolo -38-. Independiente de lo que a usted le genere sus propuestas, los exabruptos en los debates políticos y las exhalaciones en spots donde le editan la voz para no evidenciar que pierde fonética hay un tema que no puede ni debe pasar desapercibido, su imagen.

Desde que empezó la campaña me dió la impresión de que no se asea, si bien es cierto que es conveniente de que no se quite el sombrero por obvias razones de mercadotecnia pero más por su evidente y fea calvicie eso no lo exime de ir con el peluquero o el estilista para que le despunten y le alineen el escaso pelo que tiene y que se observa detrás de sus orejas. Al no hacerlo parece que no se baña, el pelo se le mira seboso, por eso es imperdonable que todos los que se presentan con él en los distintos eventos, como en la conferencia de prensa en Torreón en el restaurante La Majada: José Ángel Pérez y los mal agradecidos ex priistas y más ex riquelmistas, Shamir Fernàndez y el gomezpalatino Jorge Morán, a quien incluso lo hizo presidente de Torreón por unos meses, no tengan los güevos para corregirlo, llevarlo al peluquero y ayudarlo por lo menos en eso, porque su vestimenta, guayaberas extra grandes para su físico, un tanto encorvado, lo hacen ver caricaturesco para quienes, como un servidor, escudriñamos al candidato.

Cada día que pasa pesa en el candidato abuelo los yerros en el manejo de su imagen. No corrigió a tiempo su apariencia, ahora es demasiado tarde para lavarle la cara, más hubiera valido presentarlo rudo, como un verdadero cara sucia, un cara dura que va por todo y todos sin ningún prejuicio ni moral alguna, un pirata que venda la imagen de que todavía puede y quiere comerse al

mundo, para por lo menos así, justificar su desaseo personal. Le sobran achichincles del anda ve y dile sin voluntad para hacer su jale y evitar el ridículo del jefe, le faltan asesores que lo ayuden a ganar las elecciones del ya inminente primer domingo del mes de junio.

Al tiempo.

AGV

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