#Toros. Resabios del mano a mano entre Andrés Roca Rey y Arturo Gilio.

Por Amaury Pérez Soto

Lo que se vivió el sábado es algo que puede confundir a las nuevas y pocas generaciones de taurinos, habrá que establecer que pocos saben «ver la buena lidia del toro» la cual está distante de porras, ademanes, y recursos improvisados. El sábado tuvimos en la misma arena a Andrés ( torero aún joven pero con un arte de un experimentado) igualable a José Tomás, José Antonio Morante de la Puebla o Julián López, el Juli. Y por otro lado a un juvenil torero lagunero Arturo Gilio, que sí, tiene empuje, coraje y valentía en el ruedo como recurso frente al poco arte del cual solo los dotados lo pueden transmitir, torear es eso. Arte. A mi parecer el teatrito se lo montaron a Arturo, una Peña de risa, una plaza de tercera, unos toros de poco trapio y peso, unos boletos de cortesía en los tendidos para pedir orejas y aplaudir al lagunero. El sábado quedó demostrado la diferencia entre el Arte y ser uno más… Ser uno más de esos que necesitan recurrir a cortar banderillas, a pedir la filomena, a una Peña de amigos que bailaban la Macarena como si una tarde de toros se tratase de un carnaval. El matador peruano en su tercer toro mostró que el arte se da en esos tiempos donde el silencio es más importante que el ruido. El sábado confirme que al igual que en la sociedad, en algunos festejos taurinos, importa más el aparentar que el ser. Y es que Andrés Roca Rey es arte. Llenó la plaza con su silencio, ese silencio sepulcral equivalente a cuando entras a un templo, a una Catedral, a terreno santo. Pocos saben ver la buena lidia, ésta tiene que ver con la sensibilidad del espectador, dejar de ver al animal y al hombre por separado, traslapar la dicotomía para convertirla en un todo, llenando los espacios vacíos, entonces sí, gozaremos de un cuadro, de un lienzo, de una escultura; en donde la mirada de la muchedumbre no alcanza a ver. Dicen que la miel no está hecha para la boca de los asnos.
Y es que lo bueno, lo bello, lo auténtico, lo eterno, lo vivido, lo sentido y lo toreado es algo más que simple miel, es ¡Arte!

¡Arráncame la vida! Un abrazo para Abdón, usted y sus amigos.
AGV

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