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#Torreón. Vivos, muertos y vivillos

AL LARGUERO SIENTE TU LIGA

Por Alejandro Tovar

Uno al reinventarse en el nuevo año, lo primero que debe tener es arrojo, rebeldía, valentía, porque miras el panorama general y todo te enferma, así que nos hace falta enfrentarlo todo con esa verdadera personalidad que se echa de menos en el hombre y nos hemos equivocado al votar por medianías, por no exigir lo necesario pues a veces faltan ideas pero sobrevive la memoria.

En el protocolo del futbol mexicano la frase debe ser “lo siento por mi liga” y por los seguidores del futbol, que tendrán su 2023 con su deporte solo por tv de paga, como si fuera poco el pobre espectáculo de equipos con refuerzos mediocres, con doce clubes que entran a disputar el título, sin ascenso-descenso, saturado de extranjeros, arbitraje deficiente y multipropiedad, dejando los dirigentes que el tiempo que transcurre, borre sus promesas de cambios y transformación.

De pronto se siente como afinidad con los aspectos nocturnos del alma y la gente hasta tiembla cuando se dejan ver centenares de seguidores santistas dejar el TSM antes del final, mientras Tigres y su gente festejan y los que restan abuchean a los limitados jugadores locales, superados no por entusiasmo y coraje, que les sobra sin duda, pero inferiores en el plantel y calidad de gente.

Santos tiene un técnico joven, disciplinado y leal, que simplemente trabaja con lo que tiene por eso vemos que surte el campo con jóvenes desconocidos que no están aún para semejantes trotes y nadie puede explicar porqué foráneos tan caros como Domínguez, Harold y Doria parecen pintados. No es Fentanes el culpable, si los dirigentes no aprovecharon el tiempo, si no hay recursos, hay que decirlo claro. Parece que Santos está buscando un profeta, un héroe solitario.

Cuando los sentimientos se van sin despedirse, dejan siempre la sensación de que en cualquier momento vuelven, como los ecos del fracaso mundialista, sobre todo ´porque no existe alguien que diga ¡basta¡ y así, el aspecto económico se apodera del entorno y aparecen las plataformas televisivas que secuestran el futbol, ese que se extraña y que antes lo teníamos hasta en la sopa.

No todo es grandeza, también hay crueles descensos a las tinieblas, como el caso de JC Domínguez que arma una fiesta infantil con apología de violencia y narcotráfico y ante la reacción popular en redes, con asesoría, desde luego, publica una disculpa aunque su redacción difícilmente le corresponde al jugador, que ha dejado en evidencia su calidad y nivel cultural.

Mientras Mihailovic y Vialli se miran allá arriba, mientras abajo el pobre de Ovidio está deprimido y con ansiedad, mientras Sheinbaum busca en el libro de las excusas, mientras Yazmin Esquivel oculta sus plagios, mientras Cata lucha contra palabras que parecen espadas, sus notas distraen a la afición, porque la estética del futbol va a sobrevivir, a pesar del temperamento de sus protagonistas, como la ambigüedad de la vida nuestra nunca excenta de angustias.

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