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#Torreón. Flatulencia global

AL LARGUERO IDENTIDAD

Por Alejandro Tovar

Robert Allen Zimmerman (Minnesota 1941) no ganó el Premio Nobel 2016 porque sí. Conocido como Bob Dylan, con su pinta de rebeldía, su sombrero oscuro como de predicador hebreo, su mirada taciturna y engañosamente lánguida, con sus letras de realismo poético y filosofía propia, se adueña del tiempo que vive la afición mexicana, a cuya conducta se le termina la paciencia.

Escuchar de pronto su inolvidable éxito “Blowin in the wind” (La respuesta está en el viento) es como asemejar el tiempo exacto que vive nuestro futbol postfracaso en Qatar y al que se le ha sumado el escándalo desatado por la investigación del periodista Amir Ibrahim, ante AMLO y con gran auditorio para dejar lucir evasiones millonarias de impuestos, negocios fraudulentos , contratos dobles y manejos nada claros con una conversación muy reveladora de altos dirigentes.

La gente del pueblo, aquellos que no tienen más que su dignidad, todos esos que llevan la guerra incrustada en el cuerpo y que a diario están en la hermosa tarea de buscarse a sí mismos, no encuentra ya a quien creerle pues ha sido un batacazo detrás de otro y los medios no le dan seguimiento ni muchos menos los protagonistas acceden a dar versiones propias de profesionales.

Todo mundo apela al silencio y a dejar que pase el tiempo, como si todos los federativos, dirigentes, dueños de equipos y autoridades solo estuvieran viviendo en automático y nadie trabajase en la búsqueda del tiempo perdido. Igual los medios, cuando se supone que el periodismo debe ser altavoz de los que no tienen tribuna. Nos sometemos a las formas que el mundo tiene para después, estar lamentando todo lo que no se preguntó.

Puede apostarse a que no sucederá nada impactante. El futbol mexicano le pertenece a las televisoras y a los sponsors, que toman decisiones porque aportan el medio y han hecho ricos a los clubes y a los jugadores. Nuestro juego es como el de vidas infinitas al borde del colapso, con la saturación de extranjeros, la supresión del descenso y sobre todo la maraña de la multipropiedad. ¿Usted puede creer que haya alguien con el poder y la voluntad de cambiarlo todo?.

Si este futbol pudiera hablar lo escucharíamos gritar que en el balance de la agonía siente que se va al infierno, pues los malos presagios no son almas que van llegando, sino destellos claros del poder económico y el negocio por encima del desarrollo, obligando a que la gente digiera sus traumas. Esto es como una pandemia interminable que ha exterminado a toda una generación.

Aunque la ficción es una herramienta que sirve para perseguir las sombras de la identidad, vemos que hay temas que nos representan como autorretratos y aparece de nuevo Dylan, diciendo que en la oscuridad todo se oculta, hasta la timidez y asegura este pensador que asemeja un cura párroco, ¿Cuántas veces un hombre debe alzar la vista antes de poder ver el cielo?-

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