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#Torreón. BALANCE DE LA AGONIA

AL LARGUERO BALANCE DE LA AGONIA

Por Alejandro Tovar

El hombre débil se vuelve fuerte cuando no tiene nada, porque solo entonces puede sentir la locura de la desesperación. Como Guillermo Almada, que va por su tercera final sin ser un técnico publicitado, a diferencia de Vucetich, Tano Ortíz y el mismo Miguel Herrera. El uruguayo ha visto que México es el país de las distintas realidades y donde no todos los que vagan están perdidos.

Primero dejó en el camino a los famosos Tigres, que exhiben su plantel de astros extranjeros, que después de la derrota ha dicho su belicoso técnico, que ya son desechables, sobre todo Guido Pizarro y Rafael Carioca (aunque Nahuel, Ayala y Gignac son mayores). Herrera, que huye de las responsabilidades y las encaja al arbitraje, carece por completo de autocrítica, se siente inocente.

Almada no paró ahí. Procedió a destruir al Monterrey. Primero preparó al muchacho potosino Israel Luna (20) para que vigilase a Romo. Puso a Luis Chávez (26) machacando por izquierda para tapar a Medina, luego soltó al talentoso Víctor Guzmán (27) para apoyar al goleador Nico Ibáñez y dejó que Erick Sánchez (23) se ocupase de la contención. Kranevitter, Romo, Celso y Ponchito (luego Pizarro) fueron superados por 4 mexicanos que tal vez no ganan ni la mitad de lo que aquellos cobran, sobre todo los extranjeros.

Con el desafío al sufrimiento a través de la creación, con tres goles de ventaja, Almada procedió la noche del domingo a terminar la faena, sin jugar el gran partido, solamente lidiando con la desesperación del rival y de su angustiada gente, que viviendo en el refugio de su imaginación, pasaron de la ilusión al cortejo fúnebre de su equipo y de todas sus esperanzas, aunque soportando la pasividad del árbitro Santander, que vio de frente cuando el chileno Vegas se barre ante Guzmán y lo plancha. Era de roja pero aquél no marcó ni falta. Fue increíble.

Ahora mismo esa gente nuestra, que pone la imaginación al servicio de sus ilusiones se ha de preguntar lo que tantas veces, ¿cómo fue que Irarragorri y Elizalde dejaron ir a Almada?. Ese es un vacío difícil de justificar. Ese talento y experiencia fue lo que faltó a Santos y a Fentanes para enfrentar al Toluca. Ambriz, curtido en Europa con Aguirre nos dejó para apaciguar las pesadillas.

Trabajar con pasión, por amor a la tarea y amor al futbol, significan a Almada y Ambriz, así que esta final será diferente, con protagonistas que no tienen impacto en los medios, donde solo hay loas y reflectores para los llamados “grandes” que ahora están ausentes. Ahora seremos como el fotógrafo fino, ese que tiene urgencia de ver la belleza pues teme perder su mirada en lo cotidiano. Es verdad que si se tiene fé, en algún lugar el hombre encuentra la trastienda del alma.

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