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#Coahuila. Dios vs Diablo

Por Antonio Zamora

Y Dios pobló la tierra con espinacas, coliflores, brócolis y todo tipo de vegetales, para que el hombre y la mujer pudieran alimentarse y llevar una vida sana…

Y Satanás creó McDonald’s, y McDonald’s creó el Big Mac. Y Satanás dijo: ¿Lo quieres con papitas y Coca Cola?… Y el Hombre dijo: Sí y en tamaño grande…

Y el Hombre engordó. Y Dios dijo: ‘Hágase el yogurth y Satanás creó la mayonesa…

Y Dios creó las ensaladas y el aceite de oliva. Y vio que estaba bien.Y Satanás hizo el helado…

Y Dios dijo: “Mirad que le he dado a los hombres frutas en abundancia, que les servirán de alimento”.

Y Satanás inventó los huevos con chorizo y el tocino. Y el Hombre engordó más, y su colesterol malo se fue por las nubes…

Y creó Dios las zapatillas deportivas, y el Hombre decidió correr para perder los kilos de más. Y Satanás concibió la televisión por satélite, las novelas, películas y series y agregó el control remoto y creó los chicharrones de cerdo gratinados con 4 quesos, la comida chatarra, la botana y la cerveza…

Y el Hombre llegó a tener las coronarias obstruidas. Y entonces, Dios creó el cateterismo, la cirugía cardio-vascular y las unidades coronarias. Y Satanás creó… ” la cirugía estética ”

Y, ya cansado, dijo Dios: ¡¡ Que se jodan todos, todos, todos y entonces creo al PAN, al PRI, a MORENA, al PRD, al VERDE, ETC…

Y Dios dijo: ¿puedes superarlo Satanás?

Y Satanás dijo: ¡¡¡ TE PRESENTO A LÓPEZ OBRADOR…!!!

Y valió madre!

Y tuve que aceptar:

Que no sé nada del tiempo, que es un misterio para mí y que no comprendo la eternidad…

Yo tuve que aceptar que mi cuerpo no sería inmortal que él envejecería y un día se acabaría…

Que estamos hechos de recuerdos y olvidos; deseos, memorias, residuos, ruidos, susurros, silencios, y días y noches, pequeñas historias y sutiles detalles. Tuve que aceptar que todo es pasajero y transitorio…

Y tuve que aceptar que vine al mundo para hacer algo por él para tratar de dar lo mejor de mí para dejar rastros positivos de mis pasos antes de partir…

Que los que somos papás no duraremos siempre y que nuestros hijos poco a poco

escogerían su camino y seguirían ese camino sin mí…

Y tuve que aceptar que ellos no eran míos, como suponía, y que la libertad de ir y venir

es también un derecho suyo…

Yo tuve que aceptar que todos mis bienes me fueron confiados en préstamo, que no me pertenecían y que eran tan fugaces como fugaz era mi propia existencia en la tierra…

Y tuve que aceptar que los bienes quedarían para uso de otras personas cuando yo, ya no esté por aquí…

Yo tuve que aceptar que barrer mi acera todos los días no me daba garantía de que era propiedad mía y que barrerla con tanta constancia sólo era una fútil ilusión de poseerla…

Yo tuve que aceptar que lo que llamaba “mi casa” era sólo un techo temporal que un día más, un día menos sería el abrigo terrenal de otra familia…

Y tuve que aceptar que mi apego a las cosas, sólo haría más penosa mi despedida y mi partida…

Yo tuve que aceptar que los animales que quiero y los árboles que planté, mis flores y mis aves eran mortales…

Ellos no me pertenecían. Fue difícil pero tuve que aceptarlo. Yo tuve que aceptar mis fragilidades, mis limitaciones y mi condición de ser mortal, de ser efímero…

Yo tuve que aceptar que la vida continuaría sin mí y que al cabo de un tiempo me olvidarían…

Humildemente confieso que tuve que librar muchas batallas para aceptarlo. Y tuve que aceptar que no sé nada del tiempo que es un misterio para mi…

Que no comprendo la Eternidad y que nada sabemos sobre ella. ¡Tantas palabras escritas tanta necesidad de explicar, entender y comprender este mundo y la vida que vivimos!

Pero me rendí y acepté lo que tenía que aceptar y así dejé de sufrir. Deseché mi orgullo y mi prepotencia y admití que la naturaleza trata a todos de la misma manera, sin favoritismos…

¡Eso me hizo reflexionar y aceptar, y así alcanzar la paz tan soñada! Silvia Schmidt, Parlamentaria alemana…

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