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¡Fuego! Por Abdón Garza Vanegas.

¡Fuego!
Y mi corazón, ¡tucum tucum tucum! Y las balas, ¡pacam pacam pacam!
Épico, 2012
Canserbero*

Salvar el fuego; Guillermo Arriaga, editorial Alfaguara, 659 p.
Premio Alfaguara de novela 2020

Desde la erudición machacada por los tambores del prejuicio y del rencor, traslapados-a-una retórica-bien-estructurada-amalgamada-por-una-incontinencia-verbal-a-la-historia-del-sometimiento-de-raza-pero-no-de-espíritu-del-viejo-Ceferino, el Don que incuba el fuego que lo consume todo y a todos y sin regreso ni remanso, y sin margen de rescoldos para su círculo rojo; hasta las jirones existenciales de los carnales que en el refuego de sus vidas languidecieron y dinamitaron su núcleo y sus circunstancias.
Brothers de sangre y de espíritu, compas de barrio y de jales, y socialtés pasados por dosis de astringosol se debaten en el día a día para descubrir y también encubrir el fuego.
La descripción de las relaciones interpersonales es sublime e hilarante, también de zozobra, de temor y de hígados negros.
El Don adoctrinando, marcializando y martirizando a los suyos, preparándolos para el encuentro-desencuentro de dos mundos. El que tiene todo y el que no tiene nada. Bien lo sacraliza en su Manifiesto JC, the Mexican-Viking. El tomatodo vs el tienenada, aupado por los delirios carnales, y de clase social, para poseer y sodomizar a la mujer blanca, a la hembra inalcanzable por el hombre indígena, por el indio-naco-naco-indio… el de sangre inferior por antonomasia. Relación que potenciaría el predestinado al ígneo cuando conoce a la chica de su vida -su inviable crush platónico- en circunstancias sólo concebibles por los puentes que forjan las letras y el conocimiento, y entonces sí, los escarceos amorosos y los efluvios químico biológicos -¿Feromonas? ¿Sex appeal? ¿Charm? O simple y llanamente, el maldito ¿oloooor?- harían enorgullecer al propio Marqués de Sade, a la polifacética Xaviera Hollander, y a su brillante y sensual alumna, Sylvia Kristel.
Sin importar el set, un reclusorio, tampoco la escenografía: barrotes espesos, ladrillos fríos y luces amarillas y lúgubres. Entre parias, malandros y homicidas el amante de la literatura fijó su mirada azul, profunda y mestiza; enraizada y proyectada por cuencas estancadas durante siete siglos Andaluces, la cual apostó, sin pretenderlo, en una presa hermosa, discreta, fina y recatada. Sin atufamientos. Una niña bien de Polanco.
Los rencores de las tribus del mal -los otros otros, y ¿vosotros?- observados por la mirada cinematográficamente periférica de 360 grados, y un poderoso gran angular del incuestionable Jefe del obturador para atisbar las múltiples hidras donde asoman sujetos pragmáticos y execrables.
El varo manda, el vato mata. La fauna masculla:
El Boss, resolvedor; el Máquinas-Otelo, sagaz, astuto, y muy cabrón. Achichincles, tropa y valedores prestos pa joder. Don Julio, El Tequila; el mero machín y sus hordas de asesinos, de orejas y de los anda ve y dile; el-regenteador-del-programa-social-del-bienestar-en-el-botiquín, y el infaltable, impresentable y perverso sub secretario de gobernación venido a menos pero con el suficiente poder para seguir facturando desde las mismísimas mazmorras del inframundo.

Y la sangre ¡llovía, llovia, llovía, oa oa oaaa! y la paz ¡escampaba, escampaba, escampabaaa!
Llovía, 2012
Primobeatz & Canserbero

Reflexiones y disertaciones filosóficas, sociológicas, psicológicas y antropológicas; le dan substancia a los poderosos párrafos que sucumben a las brasas de la pasión.
Los referentes bibliográficos encuerpan las más de 650 llameantes páginas que alcanzan los 451 grados Fahrenheit para, de forma simultánea, hilar consuelos y desahogos en los textos de quienes después del crimen, cumplen su castigo. Albert John Sánchez Martínez, reo 27438-5, sentenciado a 30 años por homicidio y su epístola del ruido en el silencio y de la privacidad oteada. La cárcel de desear lo imposible, the freedom life, del reo 32789-6 Jaime Obregón Salas, y la portentosa Despertar después de la vida, enraizado y yergo en un árbol, de José Cuauhtémoc Huiztlic, reo 29846-8
“Perdí la esperanza de reconvertirme en humano. No lo deseo más. ¿Para qué volver al barullo de los hombres? Hay en nosotros, los árboles, una quietud envidiable. Un día llegará un invierno brutal y me secaré por siempre. Quebradizo y mudo, seré usado como leña y ahí, en el fuego, renaceré.” p 614.
Sentencia el escritor: “México rebasó, desde hace tiempo, el surrealismo Bretoniano para montarse en el hiperrealismo nacional.”
“El estigma jamás desaparecerá, el encierro te acompañará por siempre.”
El aderezo cultural entre lo inn y lo what concilian lo yuxtapuesto y lo armonizan para pinturar a la radiante y obscura megalópolis CDMX.
Pretender desentrañar y mucho menos comprender las decisiones que insubordinan lo ético y lo moralmente correcto es de neurosis freudiana y pasionalmente estúpido.
Los contrastes de los suburbios descafeinados donde el estereotipo es Totalmente Palacio, sin sabores ni olores, mucho menos humores; de ésos retratados de forma brillante por el cineasta coreano Bong Joom-Ho, en la peli Oscariana, Parásitos; cuando el sudor seco impregnado en la ropa se trasmina en los poros para exudar un tufo desagradable, amargo, de asquito. Garra sin lavar, trapos húmedos secados al sol y resecados, una y otra vez en pieles prietas y multicolores, escuálidas o chonchas. Sí, por la broza, por el lumpen, por los jodidos de siempre, también por los de falsas costumbres higiénicas sin importar la condición social, o sea: los hediondos.
Slumdogs que generan aprensión en el sentido olfativo de las no necesariamente narices frias y respingadas. Y la ausencia de ruidos domésticos que delaten el decibel de la barriada, del populacho, de la raza. Sin Sonidero. Mientras tanto la gente bonita de las revistas rosas se ve y se lee, o sólo lee, para husmear y escoger el disfraz nice, ad-hoc a la temporada, -aunque como el reguetón, ya se eternizó- el de
mezclilla deslavada, rota y con agujeros; y el de las pieles tatuadas del cúbito al súbito. Dilo amanuense: “Evidenciando la ingenua pretensión de calzar cicatrices porque, ni por equívoco, las conocen”.
¡¿Es el amor una combustión que quema?!
¡¿Encontrar mi felicidad a costa de tu infelicidad?!
Si el Maestro, Guillermo Arriaga, me lo permite -te ofrezco disculpas- y elucubrando la serie Black Mirror, en Netflix, emputecido y roto por el desenlace que me cabreó, me permito -que pinche atrevimiento- este escenario b:
“Mis entrañas me indujeron un vómito vilioso, eterno, al ver como una mancha grande de vino tinto se expandía en la panza de Marina, suficiente para perderme en un mar de ira milenaria que me ordenó, cual autómata programado en Silicon Valley, machacar a cachazos la cabezota del imbécil del Máquinas, no me permití pensar en los quites, afectos y parototes que el compita me prodigó cuando estuve en el tambo, solo cuadré una imagen, kill the fucking bastard, tampoco, ni por asomo, recordé la promesa que le hice a quien se jugó todo, absolutamente todo por mi. Ahogado en mi desazón, pero no en mi pericia para taponear el hoyo sanguinolento. En mis manos escapaba o reposaba la vida de Marina?”
El infierno sí existe.

Mundo de Piedra, 2012
Canserbero &
Sounds from the last work of Pink Floyd as a Band.
The Final Cut
One of the Few
1983

Felicidades Guillermo por el enorme reconocimiento, la mejor pluma del rancho Iberoamericano, merecido lo tienes. Gracias por darle con eso. Duro.

“La explosión que esperaba el periodista inglés con cara de caballo, y que Kotov le había anunciado con conocimiento de causa, al fin se produjo. La leña seca del odio y el miedo, que tanto abundaba en España, solo necesitó de un fósforo, colocado con precisión, para que ardiera la pila en la cual, como muchas veces diría Caridad, se había purificado la República “. * p227

*El hombre que amaba a los perros, Leonardo Padura. Maxi Tusquets editores. 2009. 761 p.

*Canserbero, músico venezolano, chingón. He is dead but…lives, like others, forever.

Márgenes:
Que belleza encontrar el agreste, indómito e inacabable territorio coahuilense, con todo y lo quemante e inhóspito que es, pero aun más, la referencia a nuestro equipo, el seis veces campeón, Santos Laguna, que al igual que usted, Maestro, enarbola la frase que mejor les ajusta: “Poco tiempo mucha historia”.
Solo quien repta, conoce la tierra desde las entrañas.
“…El domingo podría ser el día. Día de descanso para los guaruras, de carnita asada, de cheves, de cuates, de tías que venían del rancho a visitar, del partido del América contra Santos…” p123.
Hoy radico en la Comarca Lagunera pero en el segundo lustro de los setentas viví en Monclova, Coahuila; -Monclovita la bella pa la razita- desde entonces vi como el oro negro le daba Casa Blanca a los elegidos para explotar las mil y una minas con todo y sus pocitos.
Entonces miré y alcancé a dimensionar al Mecenas de la zona carbonífera del estado libre y soberano de Coahuila de Zaragoza, apoltronado en el Chic Mood del microcosmos llamado Santa Fe, quién también, a su manera, atizó el fuego.
AGV

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