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FERTILIZANTE NATURAL. Por Dr. Dieter H. Otterbach

Dieter H Oteerbach es autor de los siguientes libros: Energía y calentamiento global, Grandes personajes -5a edición- y Un mundo en marcha. Los últimos dos libros fueron escritos en colaboración con la señora, Irma López.

Trabajó en la Comarca Lagunera por ello algunos de sus artículos estarán focalizados a la necesidad imperiosa de sustentar ecológicamente la producción agropecuaria y definir la forma más eficaz y eficiente de producir agua para el consumo humano.

FERTILIZANTE NATURAL

En 2019, en el mundo se usaron 200 millones de toneladas de fertilizante sintético cuya producción consume enormes cantidades de energía fósil contribuyendo al calentamiento global con su generación del dióxido de carbono: Una tonelada de fertilizante sintético, en promedio, produce 1.5 toneladas de dióxido de carbono; por esta razón, es esencial desarrollar industrialmente el proceso natural, el cual no produce gases de invernadero.

Para alimentar la creciente población del mundo, la agricultura requiere, cada vez más, fertilizantes químicos, y así afecta, considerablemente, al cambio climático. La producción de fertilizantes del nitrógeno del aire, convirtiéndolo en derivados del amoniaco, es un proceso químico que usa muchísima cantidad de combustible fósil a elevadas presiones y temperaturas; también requiere de mucha energía, acompañado con las inevitables emisiones de gases, principalmente, dióxido de carbono.

En la naturaleza existen plantas que, en condiciones ambientales, realizan la conversión del nitrógeno del aire para su propio fertilizante. Las plantas leguminosas, como frijoles, lentejas, chícharos, etc. y, especialmente, la alfalfa, desarrollan en sus raíces muchos pequeños nódulos donde viven bacterias que absorben el nitrógeno del aire y lo convierten en nutrientes, como nitratos, que son derivados del amoniaco, y así estimulan un buen crecimiento de las plantas. Desde siglos, los agricultores saben reactivar sus tierras agotadas plantando alfalfa y después cortarla (excelente alimento para el ganado); las raíces se quedan en la tierra y actúan como fertilizante para futuros cultivos.

Este maravilloso proceso natural merece una profunda investigación bioquímica con el fin de aprender cómo estas bacterias pueden activar la molécula de nitrógeno, que es químicamente muy estable y cómo pueden estas bacterias formar derivados reactivos de nitrógeno, a condiciones muy templadas, que sirven como alimento para plantas. El objetivo es duplicar este proceso natural a escala industrial y así producir fertilizante natural sin emisión de gases de invernadero que son los responsables por el

calentamiento global. Se pueden visualizar grandes tanques, como los tanques de fermentación, donde crecen estas bacterias en una solución y pasar aire (79% nitrógeno) a través de este líquido.

Dr. Dieter H. Otterbach

Mayo 2020

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